martes, 24 de mayo de 2011

Sólo se aburren los tontos

Ya me iba a dormir, se los juro. Lo que pasa es que me puse a leer a Germán Dehesa y una frase de una de sus tías me espantó el sueño y me hizo desear escribir. "Solo se aburren los tontos" le dijo su tía al señor Dehesa, cuando era niño. Y vaya que era sabia la mujer.

No se si sepan (seguro que ya saben), pero yo ya estoy de vacaciones. Muy merecidas, creo yo, después de el semestre que nos aventamos. Semestre duro a ratos, flojón en otros pero entretenido al final de todo.

Vacaciones es un periodo de pasividad absoluta para unos, actividad incansable para otros y para algunos más, es un periodo exageradamente largo donde el tiempo "de sobra" se vuelve razón de arranques de actividad injustificada. No es mi caso, a mi me gusta variarle y aprovechar lo que pueda mientras pueda antes de regresar a las actividades escolares.

Prueba de esta variedad han sido las semanas que llevo aquí. Ningún día me he aburrido. He ido al café, cantado, bailado sin música, visto documentales, hablado y reído de infomerciales
así como de experiencias irrelevantes pero divertidas, propias y ajenas, y vivido otras que después valdrá la pena contar. Me he amanecido con amigos y desconocidos para acabar llorando enchilado después de una torta ahogada. Me he enterado de cosas que no esperaba y de otras que no quería. He planeado.

Para no hacer esto más largo, les puedo decir que la he pasado bien. Han sido placenteras mis vacaciones. De dormido hasta tarde y he echado la hueva como hace mucho que no lo hacía. Pero no me he aburrido. Se podría pensar que sí, pero no. Y eso es lo bonito: encontrar la diversión donde parecería no haberla. Gracias a mí por darme la oportunidad y a los demás por poner la herramientas para que así fuera.

Hay que salir, hay que vivir y divertirnos, porque después de todo, sólo se aburren los tontos.

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